14-04-08

La Bicicleta (revista cultural hecha en Chile)

El paso de los años llenó mi cabeza de canas, marcó mi rostro con surcos y arruino mi espalda, pero lo que más siento es que destruyó las hojas que guardaba de la revista La Bicicleta.


Todo comenzó un día que mi hermano mayor me regaló un número de La Bicicleta. Él las compraba, las leía, les sacaba las hojas del medio donde venía un cancionero y me las regalaba. Después ya no les sacaba nada y me las regalaba. Los números especiales, como los de Silvio o Violeta me los daba fotocopiados, esas copias aún las conservo. Yo creo que mi hermano Juan ni se imagina que ese simple acto marcó mi vida.

Era una época en que no existía internet, en que la televisión estaba absolutamente controlada por la dictadura, las radio democráticas como Cooperativa y Chilena eran constantemente reprimidas. Era una época en que se vivía con miedo, con mucho miedo. Miedo a hablar, miedo a opinar, miedo a que se supiera lo que pensabas. Era una época en que la cultura era reprimida, el arte era peligroso y los jóvenes culpables.

En esa época el más valiente subía a la micro con la revista "Análisis" bajo el brazo y cruzaba miradas cómplices con otros que se atrevían a saludarlo y decirle: "Está buena la revista, yo tengo la "Cauce", y ese simple código significaba que eras opositor a Pinochet.

En esa época nos cobijamos en los pocos medios escritos democráticos que se resistían a la presión de la dictadura, con sus editores requeridos y sus periodistas perseguidos o asesinados, como es el caso de José Carrasco. Las revistas fueron un refugio, más que medios informativos, fueron una esperanza: no estábamos solos.

Gran compañera de mis años de liceo fue la revista cultural La Bicicleta. En la que aparecía Supercifuentes, el héroe de los pobres, el que siempre andaba perdido y terminaba en un calabozo acusado de protestar. Era una revista en la que aparecían artículos y noticias relacionadas con el mundo de la cultura, pero la cultura de resistencia, la perseguida. También se podían encontrar entrevistas a personajes del Chile no oficial. Se publicaban poesías, cuentos y reseñas. Pero uno de los ganchos más importantes era el cancionero, con los acordes precisos.

Con La Bicicleta descubrí que habían más como yo, que existían lugares donde se tocaba la música que a mi me gustaba, como el Café del Cerro, descubrí que había teatro, pintura, poesía de resistencia y eso me fortaleció y me ayudó a resistir aún más. Con La Bicicleta aprendí a tocar guitarra y cantar, no por cantar ni por tener buena voz, sino porque la guitarra tiene sentido y razón.

Lamentablemente el tiempo pasó y todo se puso rápido y todo se puso pragmático y la televisión sigue siendo gris y ya no existe "Hecho en Chile" con Sergio Pirincho Cárcamo y ya no hay "Radio Umbral" y ya no existe "Análisis" ni "Apsis" ni "Cauce" ni "El Fortín Mapocho" y todo es frivolidad, superficialidad y lo peor de todo... es que mis revistas, con los años, se desintegraron, se hicieron polvo y guardo unos pedazos como reliquias de museo, como el veterano de la guerra que guarda en su baúl las medallas ganadas en una batalla que ahora a nadie le interesa.

Intruseando por la red encontré un blog que me hizo recordar y emocionar. Si La Bicicleta también fue importante para ti, te lo recomiendo:http://revistalabicicleta.blogspot.com
Allí podrás encontrar los números de la revista digitalizada. Yo ya me descargué el número que más siento haber perdido: el especial de Canto Nuevo.


A continuación un video en el que Fernando Poulsen habla sobre El Canto Nuevo y el periodismo de la época: revista Análisis, Cauce, La Bicicleta y otras. Recomendable.

1 comentario:

poetarafa dijo...

Muy buen dato, yo crecí en un ambiente algo distinto, pero al final todo desemboca en lo mismo.
Una de las ideas para este año es una revista cultural al estilo de esas publicaciones.
Saludos.