25-07-08

El Teatro v/s El Público

El éxito que ha tenido un tipo de “comedia” en el teatro chileno ha predispuesto al público a reír de lo que sea.

Hace pocos días asistí en Rancagua a una función de la obra “El Gran Regreso” de Serge Tribus, dirigida por Alejandro Castillo y con la actuación de Julio Jung y Francisco Pérez-Bannen. La obra aborda el tema de las relaciones entre padres e hijos en un montaje sostenido sobre un buen texto y muy buenos actores, pero con una débil dirección. Sin embargo, el objetivo de este artículo no es hacer una crítica de la obra, sino constatar con preocupación el estado del público chileno.

Durante dicha función tuve que soportar a una señora que se puso a hablar por teléfono, muchos que sacaron sus cámaras y celulares para fotografiar a los “artistas de la tele” en plena actuación y, lo peor de todo, pude percibir como una parte importante del público estaba esperando el mínimo guiño para largar sus carcajadas. No estoy en contra de la risa, nunca tan amargado, pero esa risa en especial me sonó a prefabricada. Cuando uno de los personajes dijo: “pelotudo”, estallaron las carcajadas, aunque el contexto no era tan divertido, ya que se trataba de un hombre adulto, en plena crisis, acusando a su propio padre, y en cierta manera a sí mismo, de haber sido toda la vida un “pelotudo”. Para que decir cuando se utilizó la palabra “pico”, yo creo que el director no la habría incorporado de haber sabido que esa palabra iba a sacar al público del contexto dramático en el que se encontraba la palabra. El personaje del hijo estaba narrando el día en que supo, a pocos días de casado, que su matrimonio iba a fracasar, cuando en un supermercado sostuvo una discusión sin sentido con su mujer sobre una lata de tomates, ella quería llevar una marca específica que era un poco más cara y él se irritó diciendo que daba lo mismo si la marca era esa o si era marca “pico”, ya que todas eran iguales. El hombre estaba reconociendo en su propio ser la característica del hombre “pelotudo” que había, poco antes denunciado en su padre. Como verán nada de superficial, pero el público celebro como si se tratara del Pato Torres correteando a una chica de pechos grandes. Y creo que justamente ahí está el problema.

No quiero echarle la culpa al Pato Torres y su teatro en Chile Visión, pero mucho público lamentablemente está convencido que el teatro es sólo eso, sobre todo si trabajan actores de la tele. Y la verdad que lo que ha sucedido más bien es la utilización de una seudo “comedia” para disfrazar el espectáculo revisteril. El espacio que dejó el Bim Bam Bum, el Picaresque o el Burlesque, ha sido ocupado por espectáculos mal etiquetados como comedia. Y más aún, yo no sé si con mala intención o no, tratan de hacer creer que profundizan en temas, cuando en realidad sólo los banalizan. Un ejemplo de ello es la obra “Sinvergüenzas”, que batió todos los record de taquilla gracias a la escena final en la que los actores mostraban por un segundo sus genitales, obra que lanzó a la fama a Gonzalo Valenzuela por su anatomía. Escuché en una oportunidad el siguiente comentario de una señora que fue a ver la obra y que cuando le pegunte el típico “qué tal la obra” dijo: “No sabes nada lo que me pasó, quedé sentada frente a donde estaba parado Valenzuela en la escena final y justo cuando se quitan la ropa, mi amiga (que estaba sentada a su lado) me habló y al volver la vista al escenario ya había pasado el segundo exacto y no pude ver a Gonzalo Valenzuela desnudo, quede picada” La verdad es que ella sintió que no valió la pena ir a ver la obra si no pudo ver el pene más famoso del momento. Sentí más pena por Valenzuela que por la desafortunada señora.

Respeto el espectáculo revisteril, pero creo que deben asumirlo como tal, así como lo hace Che Copete o Mauricio Flores. Pero pareciera ser que a algunos actores les avergüenza asumirlo. La comedia es un género prestigioso que permite reflejar críticamente la realidad, no para encubrir exhibiciones y chistes de connotación sexual. Y todo esto ha predispuesto al público.

Lo lamentable de todo esto es que el otro teatro, como el que intenta hacer Julio Jung y Pérez- Bannen, tiene que lidiar con un público que espera el guiño. Es lamentable, pero no hay que flaquear y aunque económicamente sea tentador, no hay que hacer concesiones. Sólo hay que hacer buen teatro y si es una buena comedia, mejor.

2 comentarios:

poetarafa dijo...

Ahí está el problema pues Gabriel, la pérdida del sentido que poseen las obras.
A las multitudes les enseñaron que el espectáculo es solo circo y nosotros sabemos que no es así.
Saludos y espero estar presente bastante pronto presenciando nuevamente obras de teatro.

Anónimo dijo...

Guena Bosque... si el problema fuera ese... creo que no seria tanto. Como decirlo de una manera sencilla... "es lo que hay", es lo que hay en la vida, en el trabajo, en la educación, en el amor, en el dinero... algo de vanalidad señor, se la damos con una entrada al teatro... el buen gusto y la ignorancia no siempre se llevan, pero a veces es más grabe y ausente la necesidad de busqueda de las personas... tal vez en eso yace el abismo... no todos buscamos lo mismo, y a veces resulta más fácil conformarse con lo que llega, sin cuestionamientos, como nos criaron, y nos seguiran criando... felicez... con una entrada al teatro bajo el sobaco.